29.10.08

De nuevo, elección de Junta Directiva del Koło Naukowe Iberystów

El pasado día 23 de octubre, jueves, tuvo lugar en el Collegium Paderevianum de la UJ, a las 19:45 horas, la asamblea general anual del Koło Naukowe Iberystów UJ (Círculo Científico de Estudiantes de lenguas Ibéricas de la Universidad Jaguelónica de Cracovia), a fin de elegir a la nueva Junta Directiva que habrá de regir los destinos de esta organización durante el curso 2008-2009.

Además, también se realizaría una planificación de las actividades que Círculo Científico va a desarrollar durante el presente curso académico, estando abierta dicha planificación a las propuestas de los asistentes.

Así pues, se procedió a pedir a los asistentes que postularan sus candidatos para los distintos cargos y se votaran con posterioridad. Hay que señalar que las votaciones fueron en todos los casos por unanimidad, quedando la composición de la nueva Junta Directiva de la siguiente manera:

* Presidenta: Marta Pawłowska
* Vicepresidenta: Marta Masłowska
* Secretaria: Joanna Mormul
* Tesorera: Katarzyna Bartak
* Vocal Titulación de Hispánicas: Marek Muszyński
* Vocal Titulación de Portugués: Dorota Dulanska

Una vez elegida la Junta Directiva, tomó la palabra la nueva Presidenta, la cual agradeció a los presentes el que hubieran decidido confiarle la gestión y representación del C'irculo Científico para el presente año, al mismo tiempo que los animó a participar en las distintas actividades del la misma y realizarán propuestas para diseñar nuevas actuaciones.

En cuanto a la planificación de actividades, se hicieron varias sugerencias por parte de la nueva Junta Directiva, destacando especialmente la decisión de organizar el II Congreso Nacional de Estudiantes Polacos de Filologías Ibéricas, el cual, previsiblemente, tendrá lugar en mayo de 2009.

Desde estas líneas, como Tutor de este Círculo Científico de Estudiantes, quiero animar a todos los estudiantes de Iberística a participar en la misma, a la par que considero que es un proyecto de gran interés y que puede servir para aportar algo más al proceso formativo, a la par que permite que cada persona pueda focalizar su objeto de interés en el campo de la filología española o portuguesa.

También deseo dar la enhorabuena a la nueva Junta Directiva y animarla para que dinamice la vida académica de los estudiantes de la titulación de Iberística, al mismo tiempo que planea estupendas actividades para fomentar la disfusión de las lenguas y la cultura ibéricas.

17.10.08

Homenaje a la catedrática Dª Teresa Eminowicz-Jaśkowska

¿Qué decir de la figura de Dª Teresa Eminowicz-Jaśkowska que no se haya dicho ya?

Para quien no la conozca, fue la fundadora de los estudios de Filología Hispánica en Cracovia, y gran difusora del español en el territorio polaco. Hace de eso algo más de 30 años, y parece que, por ella, no ha pasado el tiempo. Gran investigadora, centrada en la literatura española medieval y del Siglo de Oro, tiene en su haber una gran cantidad de publicaciones entre artículos, monografías y libros. Además, fue Directora del Instituto de Filología Románica de la UJ, así como Directora permanente de la Sección de Filología Española y Portuguesa de dicho Instituto.

También, entre otros cargos, desempeñó durante una larga temporada el de presidenta de la Asociación Polaca de Hispanistas, a la cual pertenezco.
Pero se nos fue. El pasado día 1 de octubre se jubilaba, tras una dilatada carrera académica, a los 70 años, y con una enorme lucidez sobre la vida y lo español.

Por eso, tras arduos trabajos preparatorios, el día 7 de octubre se presentó un libro dedicado a su figura (del cual soy coeditor), titulado
Con España en el corazón. Y ahí precisamente es donde siempre tuvo a España y a su cultura: en su corazón. No por ello ha luchado más que nadie para difundir el español en Polonia y para que numerosas generaciones de estudiantes puedieran apreciar y saborear no sólo la lengua, sino también la cultura y la forma de ser hispánicas.

Teresa deja un gran vacío en nuestra vida, pero no en nuestros corazones y nuestros recuerdos. Hay quien decía de ella que era un "ogro", pero quizá es que no eran capaces de ver la perspicacia y la finura con la que afinaba sus puntos de vista y su desenfado al llevarlos a la verbalización. Creo que, por suerte, sí que logré verlo así y además, creo que ella podía percatarse de que era así, y por ello pude compartir maravillosos momentos de intercambio intelectual con ella.

No era doña Teresa, sino simplemente "Teresa", un espíritu joven e inquieto encerrado en un cuerpo dominado por la edad. Así era ella y así seguirá siendo.
No voy a negar que la echo de menos, dado que ella me brindó la oportunidad de ingresar en la enseñanza universitaria en Polonia. Pero no la voy a echar de menos por esa circunstancia: lo voy a hacer porque ella se lo merece, porque logré encontrar a una mujer cultísima, noble y encantadora, que sabe lo que es la vida y sabe lo que son las personas. Teresa, estés siempre donde estés (que no ya en la universidad), mi admiración y mi respeto siempre irán contigo. No bastarán suficientes palabras para expresar el anhelo de que todos los retos que afrontes sean exitosos. Ahora y siempre.

Gracias por todo, Teresa.


Aquí me encuentro soltando un pequeño discursito dedicado a Teresa, en polaco y con muchos errores, por supuesto...
Fotografía con algunas compañeras de la Sección de Filología Hispánica (de izquierda a derecha): Małgorzata, Ewa, el que suscribe, y Rosanna.
Aquí tenemos una panorámica de los asistentes, con Rosanna en primer plano y conmigo y Teresa al fondo...

Nuestra homenajeada, Dª Teresa, brindando a su salud con el Excmo. y Mfco. Sr. Rector de la Universidad, el profesor Dr. habilitado D. Karol Musioł

Primer plano de la profesora Dra. habilitada Dª Teresa Eminowicz-Jaśkowska, objeto de nuestro homenaje.

Emotiva entrega que le hice a Dª Teresa de el pesado y enorme canasto de flores que se ve en primer plano...

16.10.08

De congreso en Bratislava

En los pasados días 26 y 27 de septiembre tuve la oportunidad de asistir a las Jornadas de Estudios Románicos, celebradas en Bratislava y organizadas por la Universidad Comenio de Bratislava. Allí tuve la oportunidad, no sólo de dar una ponencia que versó sobre las competencias en el inicio del aprendizaje del español LE y de la interlengua como mediación didáctico-cultural, sino que además conocí a colegas que se dedican a la enseñanza universitaria, tanto en España, como en la República Checa, Eslovaquia y Polonia, que pudieron de relieve el alto nivel con el que cuentan, dada la calidad de sus presentaciones.

Aparte de eso, y saltándome los aspectos más técnicos, mi impresión sobre Bratislava fue la de encontrarme en una ciudad de tamaño medio española, tipo capital de provincias, aunque con todos los servicios que la capital de un país requiere. Creo que a algún amigo de los presentes le hice el comentario de que se trataba de una "capital de bolsillo", cruzada por el Danubio que, a pesar de lo que dice el famoso vals, no es tan azul, como ya pude comprobar con anterioridad en Budapest.

A pesar de todo, Bratislava es una ciudad que combina una bonita arquitectura en la zona vieja con modernas edificaciones, siendo bastante practicable para el paseo, merced a sus grandes avenidas y bulevares. No dejó de llamarme la atención el detalle de encontrarme por todos los sitios con esculturas y estatuas, y es que algunos años atrás, las autoridades locales decidieron pedirle a distintos artistas eslovacos que hicieran dichas esculturas y estatuas para ornamentar la ciudad y he de reconocer que con muy buen tino.

Aparte de todo eso, he de indicar que Eslovaquia se prepara para entrar en el Euro en enero de 2009 y se puede ver propaganda por todos los sitios. Lo bueno, es que ponen carteles del cambio de coronas a euros y dicen, por ejemplo "hoy esto cuesta 60 coronas y en enero de 2009 costará 2 euros (30 coronas = 1 euro)". Si lo siguen a rajatabla, estupendo. Si no... ¡Que Dios les coja confesados!

El edificio que se ve al fondo es la estación de tren de Bratislava, y a esa distancia de la misma nos dejó el tren... ¡Vaya caminata matutina!

Imagen de la avenida donde teníamos el hotel

Detalle de un friso en un edificio sito en la avenida anteriormente señalada. Obsbsérvese el estilo, peculiar de la época comunista

Acceso desde la zona comercial al casco antiguo de la ciudad. Mágico y encantador

Lo que se podía ver desde el puente que daba acceso al casco antiguo de la ciudad era un jardín... ¡Con este unicornio!

Antigua puerta de la muralla que había de proteger el centro de la ciudad. Con los tiempos su función ha pasado a ser meramente ornamental

Una de las múltiples esculturas que adornan la ciudad de Bratislava

Imagen de una parte de la Plaza del Mercado (Rynek) de Bratislava

Otra escultura (no yo, que por supuesto nada soy escultural), rindiendo homenaje a Napoleón Bonaparte

Había un club por allá llamado "Paparazzi", en cuya esquina se podía ver esta estatua, pero a fe mía que el paparazzi fue esta vez el sorprendido por mi cámara...

Ópera de Bratislava. Imponente edificio en la realidad al que la fotografía hace poca justicia...

Detalle de las farolas que adornan el bulevar que parte desde el edificio de la Ópera, paralelo al Danubio

Típico puesto de venta de recuerdos, sito en dicho bulevar

Estatua a Hans Christian Andersen, el cual pasó una temporada en Bratislava

Placa conmemorativa junto a la estatua anterior, en la que se cita dicha visita de Hans Christian Andersen...

Puente principal que une las dos orillas de Bratislava, separadas por el Danubio. Dicho puente se remata por una torre paronámica llamada "UFO" (OVNI) por su peculiar forma

Catedral de Bratislava

Detalle del Castillo de Bratislava. No pongo más imágenes del mismo puesto que se hallaba en remodelación y no merecía la pena malgastar memoria de la cámara para fotografiar andamios...

Imagen de la zona comercial de Bratislava, vista desde las murallas del castillo. Obsérvese como destaca un gran edificio en el centro con un amplio cartel anunciando el Euro

Detalle de una casa típica del casco antiguo de Bratislava, cerca de la Catedral

Esta escultura, quizá sea la más famosa de Bratislava y la más fotografiada, dada la indolencia con la que el hombre se asoma desde su privilegiado puesto de la alcantarilla...

Escultura de Andy Warhol, a la sazón ilustre ciudadano eslovaco...

Para terminar, no podía faltar un elemento folclórico y, en este caso, no me resistí a la tentación (sin ánimo de hacer propaganda) de fotografiar este pub llamado "Corrida de Toros". Original el nombre, ¿eh?

10.10.08

Tenemos el capitalismo que nos merecemos

Últimamente leo muchas páginas dedicadas a la "crisis". De hecho, día sí, día no, aparece una nueva referencia a este fenómeno que, igual que un tsunami, está barriendo las economías de los países occidentales. El problema es que se suponía que esas economías eran "a prueba de bombas", pero no. Resulta que no lo son.

Y claro, mientras todo iba bien, las empresas se beneficiaban de incentivos fiscales, de rebajas en las cuotas a la seguridad social, etc., cosa que no pasaba con el común de los mortales, que estaba condenado a pagar religiosamente sus impuestos, so pena de pagar multa tras multa y de ir a la cárcel (me gustaría ver a cuántos empresarios han encerrado por hacer esto). Es decir, estas empresas tenían más ventajas que los ciudadanos desde el punto de vista, no sólo social, sino económico, especialmente en países como Estados Unidos. Ahora bien, cuando las cosas van mal, resulta que hay que echar mano del erario público para tapar el problema: son los ciudadanos los que pagan, con lo que, además de no haber participado nunca de los beneficios de estas empresas, además de haber estado pagando impuesto tras impuesto, ahora también tienen que pagar este "impuesto revolucionario" que se inventa el gobierno americano que, además, no les va a servir sino para que les aumenten su carga fiscal... ¡Muy interesante!

Y además, como se dice en España: "además de puta, hay que poner la cama". Pues eso es lo que les ha pasado a nuestros queridos ciudadanos americanos: que además de tener que pagar todos los errores y despropósitos de los fallos del sistema que impulsó ese gran país (y es que en Estados Unidos todo es grande: la gente, los edificios, los ineptos, los analfabetos, los imbéciles, etc...), también siguen pagando el nivel de vida que los súper-ejecutivos de estas súper-empresas se creen con derecho a llevar:

Los ejecutivos de la aseguradora AIG disfrutaron de una semana de vacaciones en un lujoso hotel donde gastaron cientos de miles de dólares, poco después de que el Gobierno estadounidense saliera al rescate de la compañía, según aseguraron fuentes legislativas.

El presidente del Comité de Supervisión y de Reformas del Gobierno de la Cámara de Representantes, el demócrata Henry Waxman, lo denunció en el segundo día de audiencias sobre la crisis financiera internacional.

El congresista mostró una fotografía de un hotel de Monarch Beach (California), en el que las habitaciones cuestan hasta 1.000 dólares por noche, y explicó que las facturas evidencian que los ejecutivos de AIG se gastaron más de 440.000 dólares.

Los ejecutivos de la aseguradora, que fue rescatada por el pasado 16 de septiembre con un plan valorado en 85.000 millones de dólares, desembolsaron durante su estancia de una semana en el hotel casi 200.000 dólares en las habitaciones, más de 150.000 en comidas y 23.000 en tratamientos del balneario del hotel, según los datos Waxman.

Fuente: elmundo.es

De verdad que llega a ser esperpéntico y monstruoso ver cómo lo que ha hecho el gobierno de Estados Unidos es sufragar a la plutocracia, pero esta vez de una forma tremendamente descarada con el dinero de los pobres... No creo que haya que añadir mucho más al respecto.

Pero ahí no queda la cosa: resulta que, por lo que se ve, el virus de la crisis está afectando a ricos y pobres de desigual manera. Los pobres están experimentando síntomas de una acuciante falta de liquidez económica cada mes, asfixiamiento continuo a causa de las hipotecas, hiperatrofia en bolsos, carteras, monederos, bolsillos, etc... dado que los precios no dejan de subir...

Por su parte, los ricos que sufren este virus se ven impelidos, por lo que se va pudiendo apreciar, a ahogar su desesperación en el sector de la restauración de lujo, eso sí: no a cuenta de su bolsillo, sino del contribuyente. Veamos otro botón de muestra:

La división aseguradora del desaparecido Fortis, cuyos restos han sido comprados a precio de saldo por BNP Paribas, ha invitado este viernes a 50 personas a un "evento culinario" de 150.000 euros en el prestigioso restaurante Louis XV del hotel monegasco de Paris Monte-Carlo, el más caro de todo el Principado.

Según publica el diario belga 'De Morgen', el almuerzo, que reunirá a muchos agentes independientes del banco, está organizado en este exquisito restaurante valorado con tres estrellas por la 'Guía Michelin'.

El grupo asegura en un comunicado que Fortis Insurance Bélgica, independiente de Fortis Bank Bruselas, dedica "sólo un 0,1% de sus ingresos anuales" a este tipo de eventos para "reforzar las relaciones con los distribuidores, al tiempo que se les informa sobre aspectos específicos o productos a promocionar". "Eventos como este son frecuentes en diversos sectores económicos", agrega el comunicado.

Fuente: elmundo.es

¡Sí señor! Con estilo y con clase... Sólo que, como he dicho, ese estilo y esa clase ahora pesa al ciudadano medio que, si ni siquiera puede soñar con ir a restaurantes como el citado anteriormente, menos aún puede permitirse ya a estas alturas ir a un bar de comidas baratas, porque, entre las letras a pagar, las hipotecas, los seguros sociales, etc., está absolutamente dejado de la mano de Dios. ¿Es que no tienen vergüenza?

Pero no queda ahí la cosa, no. Si en Estados Unidos las cosas son de una manera y en Bélgica siguen la misma estela, en España hay hechos y comentarios más gloriosos que los anteriores. Si no, véase:

El precio de la vivienda nueva no bajará más porque ya lo ha hecho en varias ocasiones y porque no puede hacerlo de forma sistemática, ha asegurado el presidente de la Asociación de Promotores y Constructores de España (APCE), Guillermo Chicote, que abandonará el cargo próximamente.

En una jornada organizada por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) y la Fundación Rafael del Pino, Chicote asegura que las inmobiliarias han adaptado sus precios ya a finales de 2007 y a principios de 2008 y precisa que "nadie espere que el precio de la vivienda baje un 30 o un 40% porque, antes de eso, se lo regalo al banco".

Fuente: elmundo.es

Magnífico, señor Chicote, magnífico. Toda la crisis ha venido provocada por personas como este señor, que durante mucho tiempo se han ido enriqueciendo gracias a unos beneficios indecentemente desmesurados, lo cual provocaba que los bancos dieran hipotecas como churros, con una facilidad pasmosa, pues al final, el ciudadano de a pie era el que los hacía totalmente ricos a todos.

Lo que pasa, es que el ciudadano de a pie, ha llegado a una situación en la que lo han esquilmado totalmente. Si el ciudadano no tiene dinero, no paga, y si no paga, nadie gana. Por un lado los bancos, por otro las constructoras y por otro los simpáticos y amables comerciantes y restauradores, que se tomaron muy en serio eso de "ayudar a la gente" para que no fuera tan cargada, y aligerarles por ello el bolso, bolsillo, monedero, cartera, etc., de lo que llevara dentro, y además -¡fíjense si fueron amables!- que ya llevan practicándolo desde el año 2002, justo cuando entró el Euro en España (porque no se puede negar de la gran y revolucionaria idea que supuso pasar de un día para otro el precio de un café de 100 pesetas a 1 euro... ¡hay que darle un master en economía al camarero que la inventó).

Total, y ahora viene este señor para decir lo que dice. ¡Eso sí que es un acto de soberbia absoluta y falta de respeto a la inteligencia de todos los ciudadanos! La verdad es pone de manifiesto el tópico de que un rico, antes de compartir su riqueza con otros, prefiere tirarla al fondo del mar (y a él mismo junto a esa riqueza) para que nadie la disfrute. El señor que interviene en este artículo es el vivo ejemplo de ello.

Y ahora lo mejor: seguro que cuando abandone el cargo que tiene, todos los constructores se irán con alegría a homenajearlo por todo el porrón de dinero que les ha hecho ganar, a un carísimo restaurante y a una desmedidamente cara sala de fiestas, y luego, tras abonar unos 500.000 euros, irán llorando al gobierno para que les financie sus negocios porque hay crisis, con lo cual, pagaremos la comilona y la noche con señoritas de compañía los de siempre: los tontos ciudadanos.

Qué lástima que no se le haya ocurrido aún a ningún gringo la idea de reclamar al gobierno de los Estados Unidos una parte proporcional en los beneficios de las empresas que ahora están saneando a costa del diner público: eso sí que sería interesante. Pero, claro, no llegarán mis ojos a verlo. Las depurarán, sanerán y las dejarán otra vez listas para ganar dinero a manos llenas, pero sólo para los de siempre...

Por mi parte, si en algún momento pasa lo mismo en Polonia, yo sí que estoy dispuesto a exigir mi parte de la inversión en las empresas privadas como contribuyente que soy. Puede sonar ridículo, pero si todos lo hiciéramos, las empresas serían nuestras al final... ¿o no?

11.9.08

Hoy me voy a atrever con un cuento gótico...

¡Vaya la de veces que me han dicho que si escribo así, que si escribo asá...! En fin, yo siempre me digo a mí mismo y -por supuesto- a los demás, que lo de escribir no es lo mío, que yo estoy más hecho a la lectura (pues como se podrá suponer, siempre es más fácil hacer de crítico en ejercicio que de criticado).

En cualquier caso, -no sé si para darme ánimos a mí mismo sobre lo que debe ser una ejemplificaciónde lo que NUNCA se debe hacer, o más bien para dejar satisfechos y desengañados a aquellos que dicen que "tengo estilo"-, me voy a atrever a escribir un cuentecito de corte gótico, tema literario que está ahora muy de moda, por lo que, como se podrá aprecir, añadido esto a una entrada que dejé tiempo atrás, demuestra fehacientemente que tengo actitudes y maneras de friky.

En fin, ahí va:

EN LA CELDA


No sé por qué lo hice. No puedo afirmar que me moviera un especial interés, ni la oportunidad de poder conseguir mis aspiraciones, ni el intento de mejorar mi posición social. Ni siquiera un vago desdén hacia los demás me habían impulsado a hacerlo. Sólo la sempiterna figura de mi madre estaba detrás de todo lo que acontecería y que me llevaría a mi actual situación, conocida ya de todos.

Desde entonces me han tratado como la hez de la sociedad: me han humillado, me han insultado, me han torturado, han escupido sobre mis carnes, mi piel -antaño blanca y suave- ha probado muchas veces el sabor del látigo, y noche tras noche he rezado para no despertar nunca más al día siguiente y que todo este suplicio se acabara...

Pero no es así: ella no dejará que acabe nunca. Ni para mí ni para mi madre y mi hermana. Pero yo soy la que sufre más, porque, en un momento dado, yo fui la elegida... Puedo asegurar que nunca acabará este suplicio, porque ella, noche tras noche, baja a mi celda a cerciorarse de que sigo viva, dispuesta para un nuevo día de suplicios y de escarnio público.

Ella viene con su sonrisa angelical y su alma de demonio a reirse de mi desgracia, mientras yo, sumida en mi propia suciedad, invadida por los restos de sangre seca que se apelmaza sobre mis menguados ropejes, me encuentro encadenada a una húmeda y fría pared.

Muchas veces imaginé cómo se sentiría la gente en un lugar así. Pensaba: "el calabozo es para los criminales", pero nunca me he regocijado por su sufrimiento. Sólo imaginaba que era algo que se tenían merecido... Pero yo... ¡Yo! ¡Dios mío! Sólo buscaba un poco de amor allá donde nunca hubiera podido creer encontrarlo. Cuando lo vi por primera vez, me di cuenta de que lo deseaba: ansiaba acariciar sus rubios cabellos, cubrir su bello rostro de besos, rozar, trémula de gozo, mis dedos por su viril pecho. Todas lo queríamos. Todas lo deseábamos, pero ninguna decía nada. Incluso sé que mi madre, en ciertos momentos de la noche, gemía como una loba en su habitación mientras autosatisfacía sus ansias pensando en él... Sólo en él.

Pero también ella se había fijado en él, y desde entonces, se convirtió en su obsesión y, por lo que he podido ver, en mi propia perdición.

Mi madre era, aunque ya relativamente mayor, aún una mujer muy bella, de antepasados que habían derramado noblemente su sangre en nombre del reino y que, por ello, habían sido elevados a la más alta nobleza. Y la estirpe había continuado, siendo como éramos una de las familias más representativas del país. A pesar de todo, no habíamos logrado entroncar con la familia real en los últimos 100 años.

No sé cómo pasó todo esto, ni de donde apareció aquel hombre, triste, desesperanzado, hundido, pero con una belleza casi sobrenatural, quizá más bien diabólica, incluso para su edad, pues se veía entrado en años y además traía de la mano a una pequeña niña que no dejaba de llorar. Debía de frisar yo los ocho años, cuando apareció este hombre a las puertas de nuestra residencia de invierno una fría noche de enero, en la que los árboles despojados de sus ramas y las hojas sustituidas por nieve ofrecen una imagen de lo que ha de ser un tétrico hades en el mundo de los mortales. Ambos estaban tiritando de frío y hambrientos.

Mi madre estaba en sus habitaciones cuando una de nuestras doncellas avisó del caso. Él llamaba a la puerta y pedía refugio y algo de comer para él mismo y su hija. Lo cierto es que mi madre siempre ha tenido un corazón tierno y, según creo, hizo que lo asentaran en la cocina de la residencia para que comieran ambos y posteriormente los hizo alojar en un ala de la mansión que siempre solíamos tener vacía.

Estoy plenamente convencida de que movió su corazón a llevar a cabo esta acción los lastimeros sollozos de la chiquilla que acompañaba a este individuo, a la cual, ni siquiera él mismo hacía mucho caso y únicamente la exibía para inspirar flaqueza en el ánimo de los demás. A pesar de todo, se hizo como mi madre dispuso. ¡Maldita sea la suerte que hace que se entrecrucen los caminos de la vida de forma tan nefasta!

De cualquier manera, el hombre misterioso, del cual yo no sabría nada hasta el día siguiente, y la niña que lo acompañaba, comieron y durmieron, tal como había dispuesto mi madre, guiada sin duda por el noble instinto de proteger al desvalido, que ha caracterizado siempre a mi -ya prácticamente al borde de la extinción- familia.

Estoy segura de que si a la mañana siguiente aquel hombre hubiera seguido su camino con la niña, todos los males que ahora nos aquejan no hubieran llegado a suceder nunca. Pero el hado no es así, sino que siempre juega a una guisa de mortal envite en el que, una y otra vez, gana porque tiene los dados marcados. Así es: él se quedó, aprovechando la excusa de que la niña se hallaba débil y enferma y de que él mismo quería agradecer en persona a la señora de la casa el favor realizado.

Los criados le permitieron que se adecentara un poco y tras tomar mi madre el desayuno, lo hiceron pasar a la sala de recepciones, donde lo esperaba. Nunca hubiera podido imaginar la ponzoña que se escondía en las amables palabras de agradecimiento con las que comenzó a dirigirse a mi madre. Él, con porte agradecido, aseguró que estaba dispuesto a quedarse a trabajar a nuestro servicio para pagar la deuda contraída en la noche anterior.

Mi madre, no sé si movida otra vez por la piedad o por los ocultos instintos que había ido acumulando desde que mi padre muriera, accedió, y de ahí, no paso mucho tiempo a que, además de compartir nuestro espacio vital, ora como músico (y he de reconocer que lo era muy bueno), ora como hombre que todo lo podía arreglar de una forma sumamente maravillosa y rápida, también compartiera el lecho de mi madre.

Al final consiguió lo que se proponía: se casó con ella y así se convirtió en mi padrastro, y la niña que aquella noche invernal lloraba desconsoladamente, se convirtió en mi hermanastra. De repente, tanta amabilidad, tan buen trato que nos dispensaba, se conviertieron en maldiciones, golpes y recriminaciones. Mi hermana y yo nos vimos sumidas en la ignorancia más absoluta, dado que mi madre, que ansiaba varón desde hacía tanto tiempo, era capaz de cerrar los ojos e ignorar nuestro dolor, a cambio de las gozosas noches que mi padrastro le prodigaba.

Incluso así, no tuvo bastante. Tuvo a mi madre, tuvo sus posesiones, pero además, buscó las pertenencias más queridas por ella: a mi hermana y a mí. No olvidaré nunca el día en que, bastante ebrio y tras haber acostado a su hijita dulcemente en su cama, abrió la puerta de mi habitación. Se acercó lentamente hacia mi cama, tambaleándose y arrimó con la respiración entrecortada su cara a mi rostro. Yo aún esta relativamente despierta, pues acababa de apagar la palmatoria que me iluminaba, por lo que inmediatamente pude sentir esas profundas inspiraciones sobre mi cara que nada bueno presagiaran.

Empezó a decirme que yo no le quería, que no me comportaba como si fuera su hijita... ¡como si fuera su hijita! Ya tenía catorce años, y los últimos cuatro habían sido un infierno junto a él. ¿Qué esperaba? ¿Que recibiera gozosa un beso de buenas noches? Pero no era lo que él esperaba. Esperaba mucho más... Y allí, en mi propia habitación, a pesar de mis ruegos, a pesar de mi resistencia, con una inusitada violencia, casi asfixiandome con las almohadas para que no gritara, me convirtió en mujer...

¿Qué podía contarle a mi madre? Ella había pasado de un piadoso fervor a una satírica locura absoluta, y aún así, podía sentir que ella, en cierta manera, también sufría. Hubo de pasar bastante tiempo para que yo le contara a mi madre lo acaecido aquella noche, y un poco más de tiempo para que mi hermana hiciera lo mismo.

Yo pude sobreponerme a esa humillación, pero mi hermana nunca lo hizo, de ahí que desarrollara una especial aversión a que cualquier persona la tocara, incluidas mi madre y yo, por lo que fue descartada posteriormente para los deseos que mi madre había desarrollado en su propia intimidad, lo que me convertiría en el objeto de los peores castigos después de suceder el funesto hecho que rompió nuestras vidas.

Entretanto, mi padrastro, como persona dada a los excesos, comía y bebía como si no quedara más alimento ni más bebida sobre la faz del mundo, y cada día era una repetición del anterior. Yo rogaba a Dios para que se lo llevara, pues lo que me había pasado una noche con él, se convirtió casi en un ritual. Con mi hermana tuvo menos suerte, pues a pesar de ser menor que yo y más inocente, desde la siguiente noche tuvo la precaución de dormir con una daga bajo su almohada. Daga que a la siguiente ocasión que mi padrastro intentó yacer con ella, introdujo en su pierna izquierda, de tal suerte que mi padrastro estuvo simulando durante más de un mes una caída del caballo. De cualquier forma, lo cierto es que no la volvió a molestar nunca más.

Otra situación desconcertante era la de mi propia hermanastra. Siempre fue un misterio para mí, pues apenas hablábamos y obedecía ciegamente todo lo que su padre decía que hiciera. A pesar de todo, tenía una pequeña manía, o quizá obsesión, pues todas las tardes, durante la siesta, salía de nuestra propiedad y encaminaba sus pasos hacia el bosque. Cuando volvía, estaba totalmente llena de fango y cenizas, lo que le mereció que mi hermana y yo le pusiéramos el sobrenombre de Cenicienta.

Así pues, Cenicienta realizaba sus misteriosos trayectos aprovechando la quietud de la sobremesa, regresando a la mansión siempre de igual guisa. Mi hermana y yo casi nunca dormíamos la siesta, por lo que éramos mudas espías de sus regresos a la casa, totalmente ignorados por mi madre. Un día nos decidimos a seguirla y así, tras hacer un largo camino, vimos que se introducía en una zona pantanosa, pútrida, maloliente, en la que había cerca de la misma una especia de choza.

Ella entró en la choza y nosotras nos dispusimos a esperar. No queríamos acercarnos mucho, puesto que la zona, además de provocarnos una gran desazón, nos daba miedo, incluso con un gran sol de mediodía brillando sobre nuestras cabezas. A pesar de todo pasaba el tiempo y ella no salía de la choza, por lo que empezamos a preocuparnos. Y lo que en principio fue preocupación, se convirtió en una insana curiosidad, por lo que decidimos acercarnos a la choza e intentar espiar por las aberturas que ésta tenía -digo aberturas, porque ni siquiera se le podían llamar ventanas, incluso realizando un intenso ejercicio de imaginación-.

Lo que vimos nos sobrecogió de horror: dentro estaba Cenicienta acompañada de una vieja, con una gran joroba, el pelo largo, ralo y canoso, que caía sobre sus hombros, unas vestimentas hechas de piel curtida y ajada, pero lo peor era ese olor... Todo olía a podredumbre en las cercanías de la choza, y desde el interior emanaba un olor aún más acre que casi provocó que nos desmayáramos. Allí estaba Cenicienta totalmente desnuda, mientras esta desagradable vieja la cubría de emplastos de una sustancia que pareciera una mezcla de excrementos con otras cosas innombrables, al mismo tiempo que grandes babosas, pútridas y translúcidas se deslizaban por su piel.

Mientras la vieja le aplicaba tan singular tratamiento, parecía como si recitara algo en una lengua desconocida. A Cenicienta se la veía con la cara transfigurada, como si en lugar de estar experimentando un cruel castigo, se hallara en un particular paraíso. De su boca salía la cola de una de estas babosas, pero pudimos apreciar, no sin tremendo horror por nuestra parte, que de su virginal vulva también.

Por supuesto, nos invadió a mi hermana y a mí un ancestral terror, pues a pesar de nuestro desconocimiento, podíamos percatarnos de que aquel horrendo ritual no estaba de ninguna manera realacionado con las bondadosas potencias que gobiernan nuestro mundo: antes bien, parecía un adelanto de los castigos del infierno, a pesar de que para nuestra hermanastra parecieran resultar placenteros goces de un futuro paraíso.

Decidimos no contar nunca a nadie tan horrenda visión y callarlo para nosotras mismas hasta la tumba... ¡Ay si lo hubiéramos hecho en aquel momento! ¡Cuántas calamidades nos habríamos ahorrado! Pero no: a pesar de nuestras visicitudes, en el fondo éramos unas chiquillas asustadizas, por lo que el pavor que nos provocó esta tremenda visión, unido a la depravación de nuestro padrastro, hizo que pensáramos que él andaba detrás de esta situación, por lo que confesar lo que habíamos visto, sin duda nos acarrearía más problemas, quizá -imaginamos en aquel momento-, peores problemas de los que ya teníamos.

Andando el tiempo, mi padrastro murió, fruto de los excesos que había ido cometiendo. Cuando mi madre recobró el sentido, pues parecía que durante todo el tiempo que él había vivido con ella se encontraba en una especie de éxtasis permanente que no permitía que fuera capaz de ser consciente de sus actos más allá de las lujuriosas noches que mi padrastro le proporcionaba (tras hacer una primera ronda conmigo misma), descubrió que nuestra fortuna familiar había sido casi dilapidada en su totalidad por este cruel hombre. Pero lo que más le dolió, y al mismo tiempo le sorprendió, fue vernos en la situación tan miserable en la que estábamos, pues habíamos pasado de ser su vida y alma para convertirnos en las sirvientas de Cenicienta, durmiendo noche tras noche cerca de la pocilga de los cerdos y día tras día trabajando como esclavas para ella.

Habíamos perdido mucho, pero habíamos endurecido nuestro carácter. La primera noche que recuperé mi sitio en la mesa familiar, decidí abrir del todo los ojos a mi madre, y le conté, más con lágrimas que con entereza, todo lo que nos había ido pasando a mi hermana y a mí en todos esos años. No podré olvidar nunca los bostezos de Cenicienta y la cara de inmenso asco que tenía al compartir la cena con nosotras.

Mi madre le preguntó a ella si todo eso era verdad, presa de una atónita incredulidad, y ella, por supuesto, lo negó inmediatamente, pero mi madre la hizo seguir al día siguiente y, efectivamente, el criado que siguió a Cenicienta volvió asqueado y mareado, contando a mi madre lo que nosotras habíamos visto otrora.

Por la noche se hizo acompañar de una guardia, encaminándose a la choza de la vieja, que aún vivía en el mismo lugar, y entrando en ella, empezó a interrogarla. La vieja sólo reía y reía con ese tipo de risa gorgoteante y estentórea que hace que cualquier persona en su sano juicio pierda los nervios. Ella insisitió, y como no obtuviera respuesta, mandó apresar a la vieja y torturarla allí mismo, en una hoguera que ésta tenía encendida. Comenzaron los guardias a quemarle las manos, y ella seguía riendo, pero ahora era una risa que ciertamente levantaba el pavor de los presentes. De repente su risa se convirtió en un aullido de dolor que hizo que incluso la aledaña choza se tambaleara. Entonces confesó...

El ritual al que cada día se sometía Cenicienta era para que mi madre viviera únicamente por y para los favores sexuales que mi padrastro le proporcionaba, ignorando todo lo demás. Aparte de eso, la vieja había comenzado a inculcarle conocimientos en las artes de la magia más oscura que se pudiera conocer. Mi madre estaba aterrorizada y a la vez enormentente indignada con la situación, por lo que, tras escuchar la horrísona confesión, mandó a la guardia que allí mismo cortaran la cabeza a la vieja.

Cuando la escolta de mi madre se disponía a ejecutar la orden, no sin cierta parsimonia, la vieja murmuró unas palabras en una oscura lengua, mientras se llevaba a la boca algo que había logrado tomar de un cercano tocón de árbol putrefacto y desapareció ante la vista de todos. Pasaron toda la noche buscándola, pero no la hallaron; mi madre mandó quemar la choza y todo lo que hubiera alrededor y regresó a la mansión ya muy avanzada la madrugada.

No hace falta decir que tras el regreso de mi madre todo cambió de repente: el puesto que mi herman y yo habíamos ocupado de criadas pasó a ocuparlo Cenicienta, quien, sin el apoyo de la vieja bruja, se hallaba enormemente desvalida. No obstante, el rencor reinante en ella era muy apreciable, y no pasaba ni un momento en el que intentara hacer algo para perjudicarnos. A pesar de todo, mi madre, que tras despertar de tan artificial y pernicioso letargo había recuperado su natural bondad, permitió que esta alimaña humana permaneciera entre nosotros en lugar de expulsarla lejos de nuestras vidas.

Fue pasando el tiempo, y un día, Encantador, el príncipe de nuestro reino, anunció su disponibilidad de contraer matrimonio, pues a la sazón ya casi había pasado la primera y fresca lozanía de la juventud, habiendo hecho que por él se desvivieran jóvenes y no tan jóvenes, esperando que un azar o un insospechado golpe de suerte arrojaran a éste entre los brazos de alguna de las que por él se desvivían -pues como había dicho, incluso mi madre se hallaba en cierto sentido obnubilada con él-. Así pues, por esta razón convocó un gran baile para conocer a las doncellas casaderas de los alrededores, habiéndolo hecho anunciar a través de heraldos y pregoneros en todos los lugares del reino.

Mi madre, ni corta ni perezosa, vio una oportunidad de volver a colocar a nuestra familia en una buena posición, por lo que hizo gastar los últimos ahorros en prepararnos a mi hermana y a mí, aunque, como es lógico, tenía más en mí depositadas sus esperanzas, pues aún era joven y lozana, a la par que bella, añadiendo a esto que mi hermana nunca querría ser la esposa del príncipe merced a esa aversión que había desarrollado a ser tocada por cualquier persona.

Si en el momento en el que nos preparábamos para partir a palacio me hubieran dicho que Cenicienta estaría presente, nunca lo hubiera creido, pero así fue. La bruja había ido a buscarla con ansias de venganza contra mi madre y contra nosotras, e invocando a todos los demonios posibles del infierno había proporcionado a Cenicienta sustuosos atuendos, bella carroza, fogosos caballos y sutiles cocheros.

Además de todo, también la vieja bruja nos hizo su última y más macabra broma: puso a Cenicienta mi rostro, y ni siquiera me di cuenta de que el mío adquiría las facciones de Cenicienta. Estaba hechizada, para todos, excepto para mi amdre y mi hermana, que seguían viéndome como yo era. No podía ser de extrañar el desdén del príncipe hacia mí y las continuas atenciones dispensadas a Cenicienta desde el momento en que apareció en el baile de una forma tan glamorosa...

Ella salió corriendo al sonar las doce campanadas y en el transcurso de su loca carrera abandonó en la escalinata de palacio uno de sus zapatos de cristal. Por medio de un edicto real se publicó que aquella dama que pudiera calzar el zapato se desposaría con el príncipe. Pues bien: yo pude. Cuando llegaron a probar el zapato a mi hogar, Cenicienta estaba en cualquier lugar desconocido, aunque luego supimos que se hallaba con la vieja bruja sometiéndose a un arcano ritual aún más denigrante que aquel que pudimos ver por primera vez mi hermana y yo cuando éramos más jóvenes. Según pudimos darnos cuenta después dicho ritual era un acto diabólico para que ella pudiera tener definitivamente mi apariencia.

A mí me llevaron a palacio en el interin, por lo cual mi alma no lo daba todo por perdido. Cuando estuve delante de Encantador, me enamoré locamente de él: sus rubios cabellos, sus facciones delicadas, su viril torso... Pero la vida es una continua sucesión de desengaños, y si por el día me había hecho ilusiones, por la noche apareció en mis aposentos alguién que podría haber pasado por mí misma: era Cenicienta que había finalizado tan mezquino y horrible ritual. Al verme reflejada en ella, pues me despertó con fuertes zarandeos, al principio quedé aturdida, pero después me asusté terriblemente, pues mi piel, mi cara, mis brazos, mi torso, estaban horriblemente desfigurados con innumerables verrugas y excrecencias que no sabía ni cómo ni cuándo habían aparecido.

Ella comenzó a gritar llamando a la guardia, que se personó en mi alcoba inmediatamente. Dijo que su hada madrina le había advertido de que iba a sufrir el ataque de una malvada y envidiosa bruja -o sea, yo- por la noche, como resultado de su compromiso con el príncipe. Así que me hizo encerrar en la celda más lóbrega del castillo y posteriormente igual hizo con mi madre y mi hermana, aduciendo excusas de similar índole.

Se casó con el príncipe Encantador, de eso no cabe duda, pues en los fastos de las celebraciones, hizo que graciosamente me perdonaran la vida a mí y a mi familia, a la cual hizo pasar por una terrible familia de brujas que vivían allende del pantano. A cambio, consiguió de su recién estrenado marido que nos sometieran a indecibles torturas, especialmente a mí, y además, también logró convencerlo para que ella pudiera presenciarlas.

Desde entonces, corre el rumor de que una familia de malvadas brujas la tuvieron sirviendo bajo sus órdenes, antes de contraer matrimonio con el príncipe Encantador, siendo como había sido de ascendencia muy noble, obligándola a realizar tareas vejatorias y humillantes.

A mí, cada mañana me sacan de la celda en una jaula y me exponen en la plaza central de la capital, a fin de que todo el vulgo que pase por allí me insulte, me escupa, me arroje heces, se orine a mis pies o simplemente me maldiga. Como dije al principio, soy la que peor suerte tengo, porque fui la elegida. Cenicienta me eligió para tener mi cuerpo y mi cara, y Cenicienta me eligió para pagar por sus culpas. Por la tarde, una vez acabado el mercado, recojen la jaula y me llevan de nuevo a mi celda, donde recibo numerosos latigazos y soy sometida a otras vejaciones, bajo la atenta mirada de Cenicienta, quien con sádica expresión se deleita en mis gritos de sufrimiento. Por la noche me encadenan a esa húmeda pared, mientras Cenicienta hace abandonar a la guardia la celda para que llegue esa maldita bruja, disfrada de sabia anciana, a la que hace llamar por todos "hada madrina", para que cure milagrosamente mis heridas y al día siguiente todo vuelva a empezar.

Me ha prometido liberarme de este eterno castigo cuando muera su marido, que lo hará pronto, momento en el que ella se convertirá en bella reina y absoluta tirana del reino. Sólo le pido, cada noche en la que me sanan, que me den una muerte rápida, porque la vida, tal como la conocemos mi madre, mi hermana y yo, es peor que el más terrible infierno que se pueda imaginar.

Quiero morir y arder en las profundidades del averno antes de seguir en las manos de esta horrible bruja. Quizá, a pesar de todo, es que siempre me carcomerá hasta que llegue ese momento un pensamiento que se ha vuelto para mí odioso y que cada día va minando mi mente más y más, como si se tratara de un cáncer: el hecho de que el reino sólo recordará a una inocente chica que desde las cenizas, logró casarse con un príncipe, a pesar de una horrible madrastra y dos hermanastras enormemente envidiosas y malvadas que intentaron esclavizar su vida...

Horarios del primer semestre del curso 2008/2009

Como ya va siendo natural, me han dado los horarios correspondientes al primer semestre del curso académico 2008/2009, los cuales paso a publicar a continuación como información general para las personas interesadas:

LUNES:

09:45 - 11:15 h.
Metodyka Nauczania Języka Hiszpańskiego (w)
Sala: 1, ul. Piłsudskiego 13

11:30 - 13:00 h.
Praktyczna Nauka Języka Hiszpańskiego V
Sala: 30, ul. Wenecja 2

MARTES:

09:45 - 11:15 h.
Praktyczna Nauka Języka Hiszpańskiego IV
Sala: 204, ul. Krupnicza 2

11:30 - 13:00 h.
Praktyczna Nauka Języka Hiszpańskiego III
Sala: 204, ul. Krupnicza 2

17:00 - 18:30 h.
Tłumaczenia
III r. wieczorowe
Sala: 3, ul. Wenecja 2

MIÉRCOLES:

11:30 - 13:00 h.
Metodyka Nauczania Języka Hiszpańskiego (cw)
Sala: 1, ul. Piłsudskiego 13

13:15 - 14:45 h.
Praktyczna Nauka Języka Hiszpańskiego IV
Sala: 1, ul. Piłsudskiego 13

JUEVES:

09:45 - 11:15 h.
Praktyczna Nauka Języka Hiszpańskiego V
Sala: 203, ul. Krupnicza 2

13:15 - 14:45 h.
Praktyczna Nauka Języka Hiszpańskiego III
Sala: 203, ul. Krupnicza 2

TUTORÍA:

Jueves
11:30 - 12:30 h.
Sala: 912, Collegium Paderevianum

Me gustaría desear a todos mis estudiantes un grato y provechoso curso para este nuevo añao académico, con la esperanza de que les sirva para avanzar en los conocimientos y en sus capacidades personales.

Budapest... ¡a marchas forzadas!

Tras mi paso por Cluj-Napoca, tal como relaté en mi entrada anterior, me tocó regresar a Cracovia. Había decidido realizar el viaje de ida y vuelta en tren, sobre todo por aquello del romanticismo de los viajes por centroeuropa de finales del siglo XIX, principios del XX en ferrocarril, y porque resultaba ser una opción mucho más barata que el avión.

Como quiera que sea, a la vuelta de Cluj-Napoca, había de hacer escala en Budapest, donde disponís de 25 minutos entre la llegada del tren desde Rumanía y la salida del siguiente hacia Polonia... Pero no pudo ser, dado que el tren de Rumanía llegó... ¡¡¡27 minutos tarde!!!

Así pues, me armé de valor y fui a ver cómo podía solucionar el asunto: tras largos paseos por la estación y tras ubicar la oficina de reclamaciones, pude averiguar que podía tomar otro tren 7 horas después, que me dejaría en Cracovia en la madrugada del día siguiente sin coste alguno.

Así pues, ante la perspectiva de tener que pasar siete horas interminables en Budapest, habida cuenta que había estado viajando de noche desde Rumanía, y ante el temor que quedarme totalmente dormido en la estación, me armé de valor y decidir visitar la ciudad, pues no sé si se dará una nueva oportunidad para verla. Así pues, dejé las maletas en la consigna de la estación, cambié algunos euros que llevaba por forintos húngaros y me dispuse a recorrer las calles de la que, hace mucho tiempo, fue dos ciudades: Buda y Pest, y que ahora es la capital de Hungría.

Budapest es una ciudad amable para el caminante y ciertamente la línea de metro funciona estupendamente, pues desde la estación de tren hasta el centro apenas se tardan 7 minutos, que pasan volando. Una vez en el centro, sobre todo me dispuse a visitar lo más representativo de la ciudad (dado que me habían dado un mapa de Budapest en la oficina de cambio donde aparecían señalizadas de forma muy destacada las demas oficinas de cambio de la misma compañía en la ciudad, así como los monumentos más destacables).

El único problema que no acompañó a esta visita fue el calzado, pues había decidido llevarme a Rumanía los zapatos más elegantes que tengo (dado que no pensaba que tendría que caminar mucho), con lo cual en algunos momentos el paseo se convirtió en una experiencia agotadora.

Otra cosa es el húngaro. Si al principio el polaco me parecia el idioma más ininteligible del planeta, ahora sé que estaba equivocado. Sin duda, y aún sabiendo polaco, el idioma para mí más ininteligible es el húngaro.

Aparte de eso, he de reconocer la belleza que encierra la ciudad, así como las delicias gastronómicas húngaras que se pueden degustar, regadas con una buena copa de un delicioso vino Egri, que es una denominación de origen húngara, que en nada tiene que envidiar a nuestros caldos de La Rioja o de la Ribera del Duero, aparte de que el egri es mucho más barato... Asombrosamente más barato.

Para la descripción de la ciudad, paso a las fotografías, lo cual sin duda será más ilustrador de lo que pueda expresar con mi pobre vocabulario...