Y claro, mientras todo iba bien, las empresas se beneficiaban de incentivos fiscales, de rebajas en las cuotas a la seguridad social, etc., cosa que no pasaba con el común de los mortales, que estaba condenado a pagar religiosamente sus impuestos, so pena de pagar multa tras multa y de ir a la cárcel (me gustaría ver a cuántos empresarios han encerrado por hacer esto). Es decir, estas empresas tenían más ventajas que los ciudadanos desde el punto de vista, no sólo social, sino económico, especialmente en países como Estados Unidos. Ahora bien, cuando las cosas van mal, resulta que hay que echar mano del erario público para tapar el problema: son los ciudadanos los que pagan, con lo que, además de no haber participado nunca de los beneficios de estas empresas, además de haber estado pagando impuesto tras impuesto, ahora también tienen que pagar este "impuesto revolucionario" que se inventa el gobierno americano que, además, no les va a servir sino para que les aumenten su carga fiscal... ¡Muy interesante!
Y además, como se dice en España: "además de puta, hay que poner la cama". Pues eso es lo que les ha pasado a nuestros queridos ciudadanos americanos: que además de tener que pagar todos los errores y despropósitos de los fallos del sistema que impulsó ese gran país (y es que en Estados Unidos todo es grande: la gente, los edificios, los ineptos, los analfabetos, los imbéciles, etc...), también siguen pagando el nivel de vida que los súper-ejecutivos de estas súper-empresas se creen con derecho a llevar:
Los ejecutivos de la aseguradora AIG disfrutaron de una semana de vacaciones en un lujoso hotel donde gastaron cientos de miles de dólares, poco después de que el Gobierno estadounidense saliera al rescate de la compañía, según aseguraron fuentes legislativas.El presidente del Comité de Supervisión y de Reformas del Gobierno de la Cámara de Representantes, el demócrata Henry Waxman, lo denunció en el segundo día de audiencias sobre la crisis financiera internacional.
El congresista mostró una fotografía de un hotel de Monarch Beach (California), en el que las habitaciones cuestan hasta 1.000 dólares por noche, y explicó que las facturas evidencian que los ejecutivos de AIG se gastaron más de 440.000 dólares.
Los ejecutivos de la aseguradora, que fue rescatada por el pasado 16 de septiembre con un plan valorado en 85.000 millones de dólares, desembolsaron durante su estancia de una semana en el hotel casi 200.000 dólares en las habitaciones, más de 150.000 en comidas y 23.000 en tratamientos del balneario del hotel, según los datos Waxman.
Pero ahí no queda la cosa: resulta que, por lo que se ve, el virus de la crisis está afectando a ricos y pobres de desigual manera. Los pobres están experimentando síntomas de una acuciante falta de liquidez económica cada mes, asfixiamiento continuo a causa de las hipotecas, hiperatrofia en bolsos, carteras, monederos, bolsillos, etc... dado que los precios no dejan de subir...
Por su parte, los ricos que sufren este virus se ven impelidos, por lo que se va pudiendo apreciar, a ahogar su desesperación en el sector de la restauración de lujo, eso sí: no a cuenta de su bolsillo, sino del contribuyente. Veamos otro botón de muestra:
La división aseguradora del desaparecido Fortis, cuyos restos han sido comprados a precio de saldo por BNP Paribas, ha invitado este viernes a 50 personas a un "evento culinario" de 150.000 euros en el prestigioso restaurante Louis XV del hotel monegasco de Paris Monte-Carlo, el más caro de todo el Principado.Según publica el diario belga 'De Morgen', el almuerzo, que reunirá a muchos agentes independientes del banco, está organizado en este exquisito restaurante valorado con tres estrellas por la 'Guía Michelin'.
El grupo asegura en un comunicado que Fortis Insurance Bélgica, independiente de Fortis Bank Bruselas, dedica "sólo un 0,1% de sus ingresos anuales" a este tipo de eventos para "reforzar las relaciones con los distribuidores, al tiempo que se les informa sobre aspectos específicos o productos a promocionar". "Eventos como este son frecuentes en diversos sectores económicos", agrega el comunicado.
Fuente: elmundo.es
Pero no queda ahí la cosa, no. Si en Estados Unidos las cosas son de una manera y en Bélgica siguen la misma estela, en España hay hechos y comentarios más gloriosos que los anteriores. Si no, véase:
El precio de la vivienda nueva no bajará más porque ya lo ha hecho en varias ocasiones y porque no puede hacerlo de forma sistemática, ha asegurado el presidente de la Asociación de Promotores y Constructores de España (APCE), Guillermo Chicote, que abandonará el cargo próximamente.Magnífico, señor Chicote, magnífico. Toda la crisis ha venido provocada por personas como este señor, que durante mucho tiempo se han ido enriqueciendo gracias a unos beneficios indecentemente desmesurados, lo cual provocaba que los bancos dieran hipotecas como churros, con una facilidad pasmosa, pues al final, el ciudadano de a pie era el que los hacía totalmente ricos a todos.En una jornada organizada por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) y la Fundación Rafael del Pino, Chicote asegura que las inmobiliarias han adaptado sus precios ya a finales de 2007 y a principios de 2008 y precisa que "nadie espere que el precio de la vivienda baje un 30 o un 40% porque, antes de eso, se lo regalo al banco".
Fuente: elmundo.es
Lo que pasa, es que el ciudadano de a pie, ha llegado a una situación en la que lo han esquilmado totalmente. Si el ciudadano no tiene dinero, no paga, y si no paga, nadie gana. Por un lado los bancos, por otro las constructoras y por otro los simpáticos y amables comerciantes y restauradores, que se tomaron muy en serio eso de "ayudar a la gente" para que no fuera tan cargada, y aligerarles por ello el bolso, bolsillo, monedero, cartera, etc., de lo que llevara dentro, y además -¡fíjense si fueron amables!- que ya llevan practicándolo desde el año 2002, justo cuando entró el Euro en España (porque no se puede negar de la gran y revolucionaria idea que supuso pasar de un día para otro el precio de un café de 100 pesetas a 1 euro... ¡hay que darle un master en economía al camarero que la inventó).
Total, y ahora viene este señor para decir lo que dice. ¡Eso sí que es un acto de soberbia absoluta y falta de respeto a la inteligencia de todos los ciudadanos! La verdad es pone de manifiesto el tópico de que un rico, antes de compartir su riqueza con otros, prefiere tirarla al fondo del mar (y a él mismo junto a esa riqueza) para que nadie la disfrute. El señor que interviene en este artículo es el vivo ejemplo de ello.
Y ahora lo mejor: seguro que cuando abandone el cargo que tiene, todos los constructores se irán con alegría a homenajearlo por todo el porrón de dinero que les ha hecho ganar, a un carísimo restaurante y a una desmedidamente cara sala de fiestas, y luego, tras abonar unos 500.000 euros, irán llorando al gobierno para que les financie sus negocios porque hay crisis, con lo cual, pagaremos la comilona y la noche con señoritas de compañía los de siempre: los tontos ciudadanos.
Qué lástima que no se le haya ocurrido aún a ningún gringo la idea de reclamar al gobierno de los Estados Unidos una parte proporcional en los beneficios de las empresas que ahora están saneando a costa del diner público: eso sí que sería interesante. Pero, claro, no llegarán mis ojos a verlo. Las depurarán, sanerán y las dejarán otra vez listas para ganar dinero a manos llenas, pero sólo para los de siempre...
Por mi parte, si en algún momento pasa lo mismo en Polonia, yo sí que estoy dispuesto a exigir mi parte de la inversión en las empresas privadas como contribuyente que soy. Puede sonar ridículo, pero si todos lo hiciéramos, las empresas serían nuestras al final... ¿o no?
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