Efectivamente, es tradicional en Polonia que la Navidad dure prácticamente hasta finales del mes de enero. Por eso aún se puede disfrutar de la decoración navideña en calles, plazas y, por supuesto, en casas particulares. Además, también se sigue cultivando por estos días el arte de los villancicos, aunque aquí, todo hay que decirlo, con un sabor más rancio y con una nota de seriedad que no tienen los villancicos españoles.
Hoy fue el día de los villancicos en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Cracovia (AGH), al cual fui invitado por su organizadora, de la cual ya he hablado alguna vez en este blog: Magdalena Pabisiak, la cual me honra con su amistad.
Así pues, en la magna entrada del edificio principal, se dieron cita una gran cantidad de estudiantes de diversos países, además de los estudiantes polacos que estudian diversos idiomas en la AGH, y procedieron a deleitar a los asistentes con una gratificante sesión de villancicos de diversos orígenes y cantados en inglés, español, francés, alemán, ruso y, como no, polaco.
Tan emotivo llegó a ser este acto, que incluso uno de los Vicerrectores que se hallaba como asistente en representación del Rector, se animó y al final se unió al coro de estudiantes, llegando a imponer su tonante voz en algunos momentos, pues, todo hay que decirlo, tenía una voz impresionante y un gran oído musical. ¡Qué lástima! La ciencia ganó a un estudioso pero la música perdió a un amante del canto.
De cualquier manera, esta iniciativa pone de manifiesto una forma más de difundir la cultura de otros países a través de las lenguas y, por ello, hemos de aplaudirla desde estas páginas.
Hoy fue el día de los villancicos en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Cracovia (AGH), al cual fui invitado por su organizadora, de la cual ya he hablado alguna vez en este blog: Magdalena Pabisiak, la cual me honra con su amistad.
Así pues, en la magna entrada del edificio principal, se dieron cita una gran cantidad de estudiantes de diversos países, además de los estudiantes polacos que estudian diversos idiomas en la AGH, y procedieron a deleitar a los asistentes con una gratificante sesión de villancicos de diversos orígenes y cantados en inglés, español, francés, alemán, ruso y, como no, polaco.
Tan emotivo llegó a ser este acto, que incluso uno de los Vicerrectores que se hallaba como asistente en representación del Rector, se animó y al final se unió al coro de estudiantes, llegando a imponer su tonante voz en algunos momentos, pues, todo hay que decirlo, tenía una voz impresionante y un gran oído musical. ¡Qué lástima! La ciencia ganó a un estudioso pero la música perdió a un amante del canto.
De cualquier manera, esta iniciativa pone de manifiesto una forma más de difundir la cultura de otros países a través de las lenguas y, por ello, hemos de aplaudirla desde estas páginas.
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