7.2.07

De sustos y hospitales

Estas dos últimas semanas han pasado volando, dado que para mí casi no han existido. He tenido ciertos problemas de salud que se pergeñaban bastante poco halagüeños, pero que al final terminaron en un susto, aunque, eso sí, bastante doloroso.

Todo comenzó como suelen comenzar mis amigdalitis (¡ay! Habré de arrastrar esto toda mi vida): con cambio de tiempo y paso de un relativo calorcito otoñal al más frío invierno, con nieve incluida. Eso me pasa por bocazas, dado que pocos días antes había escrito en el blog que el tiempo se estabilizaba con una medianamente buena temperatura y que de la nieve no había ni rastro.

En fin, que comencé a tener fiebre, moquitos y todas esas incomodidades que van parejas a una infección de garganta, y como un buen chico, comencé con mis antipiréticos y medicamentos "blandos" de homeopatía, con la esperanza de que, como en otras ocasiones, capeara el temporal de la mejor manera posible.

Pero esta vez no fue así: la fiebre siguió subiendo y me tiré tres días entre los 39º y los 40º de fiebre, además de que comencé a tener una molesta rigidez en el cuello y tremendos dolores de cabeza, yo que nunca los había sufrido.

Ante esta nueva variante, acompañado de mi sin par amigo Fernando, que, por cierto, ha estado haciéndome de enfermero durante todo el período de hospitalización y convalecencia, me fui al médico, al Centro de Urgencias de Cracovia, el cual me diagnosticó "una inflamación de garganta", y me mandó el correspondiente antibiótico.

Como la fiebre no bajaba, y dado que los lectores de AECI tenemos un maravilloso seguro privado, decidí echar mano del mismo, a ver si mejoraba la atención y el diagnóstico. Dicho y hecho: me mandaron en poco tiempo un taxi que me condujo... al mismo Centro de Urgencias de Cracovia. Claro, yo había hecho mentalmente la conexión de "seguro privado=clínica privada". Pero no.

A posteriori me he enterado de que el problema no se hallaba en la compañía de seguros, cuya actuación, he de decir que fue ejemplar y estupenda en todo momento, dado que su centro de atención se hallaba en Madrid, sino del corresponsal que dicha compañía tenía en la zona, es decir, una compañía aseguradora local, pero que resultaba hallarse en la República Checa.

No me extraña que fuera tan complicado encontrar un lugar adecuado en Cracovia, sobre todo si hay que gestionarlo a más de mil kilómetros de distancia y por teléfono.

En cualquier caso, el médico que me atendió, esta vez sí que fue correcto en cuanto a las pruebas, aunque no así en cuanto al diagnóstico, aunque claro, todos los síntomas apuntaban hacia lo que él intuía que yo podía sufrir: meningitis.

No hay que tener mucha imaginación para darse cuenta de todo lo que pudo pasar por mi cabeza (aparte del dolor), al escuchar tan tremendo diagnóstico. Inmediatamente dicho doctor me hizo un volante para la Clínica de Enferemedades Infecto-Contagiosas del Hospital Universitario de la UJ, y allá que me fui.

Me atendió un doctor muy eficiente que me hizo un reconocimiento aún más exhaustivo y que decretó mi ingreso inmediato en dicha clínica. Además, recomendó que me hiciera una punción lumbar, a fin de que me extrajeran líquido de la columna vertebral para determinar si, efectivamente, padecía meningitis o no.

La verdad es que al principio, me negué, dado que, he de reconocerlo, me asustan todas las cosas relacioandas con los hospitales, pero al final acabaron convenciéndome de que era lo mejor para mí. El resultado: no había meningitis, y dos semanas de dolores tremendos de cabeza, mareos y pérdidas de equilibrio, con el consiguiente vértigo, dado que me había quedado debilitado por los medicamentos, a la par que tenía que regenerar el líquido extraído para recuperar la normalidad, y parece ser (por lo que he vivido) que no se regenera de la noche al día.

Ahora ya estoy en casa, dado que prácticamente acabo de aterrizar en la misma, y empiezo a recomponerme de tan fatídicos días. Tengo que agradecer a todas las personas que se han preocupado por mi salud y que, bien me han llamado, bien han ido a verme. Así pues (y perdón si me olvido a alguien), muchas gracias a Fernando, Patrycja, Mavilde, Fernanda, Rosanna, Cécile, Ewa, Renata, otra Ewa, Anna, Magdalena, otra Anna, Juan, María, Laura, Kasia, Kinga, Pepe, Daniel, Miguel Ángelo, Agata, Martín, Enrique, Miguel Ángel, etc.

Sobre el hospital he de decir que el personal fue en todo momento tremendamente eficiente y muy profesional. No se puede olvidar que los médicos que atienden allí a los enfermos son profesores de medicina de la UJ y están muy altamente cualificados en sus respectivas especialidades. Lo mismo pasa con las enfermeras, que también imparten clase en el equivalente a la Escuela de Enfermería. Yo estoy particularmente contento del trato y la atención dispensada, dado que en todo momento fue constante y muy profesional.

En cuanto a las instalaciones, ya es otro cantar: estamos en Polonia, y aún le queda mucho al país por desarrollarse: cuatro habitaciones por planta, con cuatro enfermos por habitación, sin separaciones de ningún tipo entre ellos. Un sólo servicio para las cuatro habitaciones y una bañera y una ducha para las mismas cuatro habitaciones. Pregunta: ¿cómo se puede tener un sólo servicio para 16 enfermos supuestamente contagiosos? ¿Cómo se pueden evitar contagios si 16 personas con las enfermedades más variopintas se tienen que duchar en el mismo lugar?

En mi habitación había una persona que se estaba recuperando de la malaria, contraída en Asia, una persona convaleciente de una Hepatitis B (menos mal que yo estoy vacunado), y una persona que sufría una ignota infección bacteriana que le había dejado las dos extremidades inferiores de color negro (¿algún tipo de necrosis?). Valga ese ejemplo...

Lo cuento, dado que ahora se han producido en Polonia varios casos de fallecimientos en hospitales por shock séptico. Esta situación es grave, dado que pone de manifiesto lo endeble de las infraestructuras hospitalarias polacas, independientemente de la estupenda preparación de los facultativos que en ellas trabajan. De hecho, hasta la fecha ya se han producido 10 casos en lo que va de año, y eso que acaba de empezar.

¿Cuándo llegaran los fondos de la Unión Europea para mejorar los hospitales polacos?

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