Con la edad es cierto que se va perdiendo la vista, y en este sentido hay que tomar la determinación de intentar ver lo mejor posible, lo cual en mi caso, no se soluciona tomando mucho zumo de zanahorias, sino utilizando gafas.
Sí, lo reconozco, soy un "gafitas", un "cuatro ojos", un "gafúo"... Como ustedes quieran interpretarlo. Por todo ello, he ido en estos días a la óptica y me he mandado hacer unas gafas, tras tener la desagradable experiencia de saber que mi vista ha empeorado en 0,25 dioptrías en cada ojo, con cristales orgánicos súper-reducidos, con sistema anti-reflejos, anti rayos UVA, etc... Más que unas gafas parecen un aparato de alta tecnología con tantos extras como tienen.
Hay que reconocer que dichas gafas eran muy bonitas, aparte de todo y me quedaban muy bien. El caso es que recogí las gafas de la óptica y me las puse. Al principio, como cambia la graduación, siempre paso por un periodo de desconcierto, dado que el cerebro tiene que procesar lo que el ojo ve. Pero pasadas 24 horas, normalmente dicho desconcierto desaparece.
El caso es que esta vez no fue así. Había algo que yo no veía claro en este asunto. Obviamente, lo que no veía claro era lo que miraba a través de las gafas, pero curiosamente, sólo en el momento en que miraba en los márgenes izquierdo o derecho, pues cuando miraba de frente, todo se veía estupendamente.
Así pues, volví a la óptica indignado, dado que me habían costado esas gafas un riñon, las compraba para ver bien totalmente, no sólo parcialmente y teniendo que hacer de "Robocop" cada vez que quería mirar hacia algún lado, y además, era la primera vez que me pasaba esto en todos los largos años que llevo usando gafas.
Lo primero que hizo la señorita que me atendió, tras explicarle el problema, fue responderme que 'eso era normal'. ¿Cómo iba a ser normal, si nunca me había pasado?
-Normal, será en las gafas que ustedes hacen -dije yo con mucho aplomo.
Ella insistía y me explicaba que era un problema del cilindro del cristal (grado de concavidad), de la cantidad de dioptrías, de si estaba reducido o no (se reduce el cristal para no llevar las gafas tipo "culo de vaso"), etc...
La verdad es que acababa con mi paciencia y ella insistía en la normalidad. Entonces hube de hacer algo, que resultó ser lo que mejor sabemos hacer los españoles (atentos a esta lección de interculturalidad, amiguitos lectores): levantar la voz. Esto es algo inaudito en Polonia, dado que la gente no grita. Lo que hace es resignarse y luego poner a parir al dependiente o funcionario que ha brindado una inadecuada atención. Pero mientras tratan con él o ella, sonríen y se tragan lo que les de.
Dada esta incursión de lo español en la óptica cracoviense, se produjo como resultado que saliera la encargada, me llevara a una mesa, me sentara y comenzara a investigar qué problema había. Me contó que, efectivamente, en los cristales orgánicos (polímeros) es normal que pase esa desviación visual lateral, frente a los cristales minerales (cristal) y que era culpa de ellos el no habérmelo advertido antes. Yo le dije que dudaba que fuera así, puesto que, como se podrá imaginar, he gastado todo tipo de cristales y tamaños a lo largo de mi vida. En fin, al final se puso una reclamación, con lo que iban a mandar mis gafas a una empresa dedicada al peritaje óptico, a fin de determinar si yo tenía razón o no.
Este peritaje, determinará si los cristales están bien cortados o no, y tardará unas dos semanas, por lo que habré de esperar un tiempo más hasta saber qué pasa, con el desembolso del total del importe ya hecho. Me dicen que si ellos tienen razón, me habré de quedar con las gafas y "acostumbrarme", pero que si no, me proponen hacerme unas nuevas, eso sí, con cristales más gordos (tirando más al modelo "culo de vaso" que al "cultureta hollywoodiense"). Obviamente ninguna de las dos soluciones es satisfactoria, en cualquiera de los casos, pero... ¿Qué hacer? En fin, así es Polonia...