27.11.06

¡Vaya semanita!

Últimamente no sé que me pasa que no paro... Voy de un sitio a otro porque resulta que siempre hay algo qué hacer o siempre hay alguien con quién hablar. La verdad es que es casi un calvario, sobre todo cuando te metes a organizar cosas para difundir el español y que, de paso, tus estudiantes lo pasen lo mejor posible. En cualquier caso, después de la semana que he dejado atrás me encuentro al principio de esta mucho más cansado de lo que estaba al inicio de la anterior. Lo único que espero es que no sea un "más que ayer, pero menos que mañana..."

En fin, que la semana pasada, aparte de las clases, las visitas a los Institutos de Enseñanza Secundaria (aquí se abrevia en Liceos) para garantizar las prácticas pedagógicas a mis estudiantes y el acuciante hecho de que necesitaba una lavadora, la semana pasó volando...

El viernes pasado, en mi curso de polaco tuve que hacer una presentación acerca de un artículo de una revista y hablar algo más de diez minutos. Tras dicha presentación, mi profesora, Salomea -nombre que inspira algo de bíblica maldición-, me espetó tres cosas que sabía y una que no sabía.

-¡Pero que mal hace usted las declinaciones- (primera cosa sabida), -parece mentira que usted casi no se entere de la gramática polaca- (segunda cosa sabida), -debería usted estudiar más gramática- (tercera cosa sabida), -aunque, a pesar de todo, es usted muy comunicativo y se le entiende muy bien- (¡caramba! Eso sí que no lo sabía!).

En fin, que a pesar del último elogio, hundió mi moral y ahora tendré que reservar horas para estudiar en casita gramática, a fin de no sólo ser comunicativo, sino también correcto a la hora de llevar a cabo la interacción comunicativa... ¡Con lo bien que me entienden en los bares!

Hoy, que tuve mi acostumbrado encuentro semanal con mi amiga Kasia para la práctica de polaco oral, se reía terriblemente cuando le contaba todo esto. ¡Yo no me río con sus errores en español! En fin, que ahora me siento como un perrito abandonado en la vorágine de la gran ciudad, en cuanto a la cuestión idiomática... ¿Me serviran esas críticas de motivación o de desmotivación? Lo veremos en el próximo capítulo.

En cuanto a la lavadora, tras haber sido despojado de la que había en mi actual domicilio por parte de su propietario, a petición mía, por supuesto, dado que fallaba más que una escopeta de caña, y no deseaba abonar el importe de una máquina nueva por un trasto viejo, me armé de valor y me recorrí diversas tiendas para comparar precios, calidades, etc... Todo al más puro estilo polaco, que se piensan las cosas veinte veces y las comparan treinta más antes de realizar una adquisición de cierta envergadura.

Así pues, tras media semana recorriendo tiendas, y ya acuciado por una canasta llena a rebosar de ropa que clama por un lavado, afronté la dura decisión de en qué sitio y a qué marca iba a dirigir mi desembolso. Total, que por fin compré una lavadora, aunque por problemas horarios, no podré disponer de ella hasta el miércoles, fecha en la que nos viene bien a los transportistas y a mí. Una lástima, porque la canasta de la ropa sucia sufre de lo hinchada que está.

Además de todo ello, he conseguido que mañana comience el ciclo de charlas culturales latinoamericanas, amenizadas con el visionado de distintos documentales o partes de documentales breves que induzcan a un productivo debate sobre la realidad plural y multicultural de los pueblos latinoamericanos, tanto peninsulares como transpeninsulares... Sólo espero que los estudiantes acudan y, sobre todo, participen.


En fin, que cada día me van costando las cosas, pero a ver si ahora voy encontrando hombros que se arrimen a este esfuerzo y contribuyan con sus aportaciones al desarrollo de más actividades. Creo haber conseguido un grupo muy activo de estudiantes y en el trabjo estoy de dinamizarlos... Espero que ese árbol dé sus frutos pronto...

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